Para «Lili» Méndez no hay imposibles en esta vida

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Y con la fuerza con la que avanza por esta, ni en esta ni en las próximas vidas que viva habrá nada que no pueda hacer o situaciones que pueda superar.

Porque Liliana Méndez, de 31 años, madre de tres nenas y trabajadora incansable en nuestra Obra Social en Trelew supo ponerse en pie cuando otros no hubieran podido. Y la frase no es inapropiada, porque ponerse en pie es una actitud, más que una cuestión meramente física.

Hoy la noticia es que Liliana Méndez tiene en mente participar en el Nacional de Rafting. «Pero antes estaré participando en el Tetra de Esquel, el 11 de noviembre en otro tetratlon que se realizará en Gaiman y con el equipo que se está conformando la idea es decir presente en el Argentino de Rafting que será a fin de año en Corvovado del 8 al 10 de noviembre».

Estos desafíos realizados por Lili y otras personas que con discapacidades físicas afrontan, han generado que la Asociación Argentina esté casi convencida que llevará a la Federación Internacional a implementar dicha categoría en el Mundial del año que viene.

EL RENACIMIENTO DE LILI
Liliana superó un terrible accidente que le cambió la vida. «En 2008 volviendo de Playa Unión a Rawson cerca de las 4 de la mañana, el auto donde iba con mi ex esposo chocó contra una palma. El sale despedido con el motor y el volante por un lado, yo que iba sin cinturón, quedé atrapada dentro del auto pero del golpe salí despedida y caí sobre el asfalto. Del golpe me desperté y cuando me quise sentar no sentía mis piernas. Un policía que llegó corriendo desde un puesto que estaba a unos 100 metros, tuvo la lucidez de rápidamente de sacarme el cinto y me hizo un torniquete, que me salvo la vida. Por eso digo gracias a Dios primero y luego a este policía, estoy viva», relató nuestra compañera.

«De ahí me llevó una ambulancia al hospital, me operaron y pasé por ese período donde pensas que esto no te puede estar pasando a vos, que no puede ser cierto. Pensaba en que tenía hijas y cómo iba a salir adelante, que todo era un mal sueño del que te vas a despertar. Pero nó. Entonces decidis que tenes que seguir, que es esa opción o la de quedarte en una cama a morir» reflexiona Liliana.

«Estuve internada 16 días, con dolores que realmente creí que me matarían. Luego estuve en un centro de rehabilitación 2 años y a los seis meses me volví a parar con pilones y de ahí en más me dije: a ponerse las prótesis y a caminar o sino era estar en una silla de ruedas. Y caminé, mal pero salí caminando con las protesis. Y así salí adelante por mí y mis hijas».

NUNCA BAJAR LOS BRAZOS
Para Lili y su gran espíritu de superación el entrenar es primordial. «Lo hago durante toda la semana casi nueve horas, entreno en el gimnasio por la tarde y casi todos los fines de semana viajo a Esquel para entrenar con el equipo. Es un sacrificio importante, pero amo hacerlo».

Una gran parte de su fuerza de determinación, encontró soporte en su trabajo. «Es muy importante para mí y por eso tengo un profundo agradecimiento a Jorge Taboada porque me dió un trabajo, un trabajo que me estabilizó en lo económico para sacar adelante no solo mi vida sino a mi familia -sostuvo Lili-, y como digo siempre el trabajo dignifica a la persona».

Esta dignidad es la que saca lo mejor de una persona. Y Lili tiene aún mucho para dar.